lunes, 23 de abril de 2012

COMO ACTUAR ANTE UNA CIRUGÍA.

COMO ACTUAR ANTE UNA CIRUGÍA.

 En muchas ocasiones, una misma circunstancia es vivida como estresante por algunas personas pero no por otras. Esto no suele suceder con las intervenciones quirúrgicas. Someterse a cirugía supone un acontecimiento sumamente estresante para la inmensa mayoría de las personas. Se trata de una situación en la que el sentimiento de indefensión es el predominante, los pacientes no saben muy bien  cómo afrontarla.
 Si los pacientes adultos suelen encontrarse desorientados, la sensación de desorientación en los niños puede alcanzar, en algunos casos, niveles traumáticos. La gran imaginación que caracteriza a los niños suele agravar su estado de ansiedad.
Su imaginación les puede llevar a contemplar la operación como un acto de crueldad, o  distorsionar completamente lo que supondrá la misma. Se han dado casos, por ejemplo,  de niños que debían ser sometidos a cirugía oftalmológica que suponían que los ojos les serían arrancados. 
Desgraciadamente, la situación de los padres no es muy diferente a la de sus hijos, pues también suelen estar  desorientados y no saben muy bien cómo actuar. En muchas ocasiones, los padres con su ansiedad lo único que logran es aumentar la de sus hijos. La ansiedad que sufre el niño durante la hospitalización no es perjudicial  en si misma sino que además suele acarrear consecuencias altamente negativas. Son muchos los niños que una vez dados de alta presentan problemas de comportamiento, trastornos alimentarios o en el sueño, depresión, etc. Todas estas vivencias también pueden repercutir negativamente en cómo el niño vivirá, en un futuro próximo o incluso cuando sea ya adulto, nuevas experiencias médicas.                                                  

PRINCIPALES TÉCNICAS PREPARATORIAS
En el caso de los pacientes pediátricos, en muchas ocasiones y dependiendo fundamentalmente de la edad de los  niños, lo más adecuado es que sus padres le puedan transmitir la información. se debe tener en cuenta sobre la información es que, aunque en muchos casos se oculta información o incluso se engaña a los niños con  la intención de tranquilizarlos, esta forma de actuación, en algunas ocasiones,  puede tener consecuencias muy negativas. No es aconsejable utilizar frases como "no te va a pasar nada" o "no te va a doler". Si engañamos al niño, nunca más va a confiar en nuestras palabras por lo que estará constantemente en tensión. Es usual que los niños reaccionen del mismo modo (gritos, llantos, etc.) ante procedimientos dolorosos (inyección) que no dolorosos (radiografia, electrocardiograma), si avisamos sobre el momento en que el niño va a sentir dolor, los ayudaremos a distinguir entre ambos tipos de procedimiento. Cuando le indiquemos la posibilidad de sufrir dolor al niño, debemos tener en cuenta que la palabra "dolor" posee connotaciones muy negativas y, por tanto, será más apropiado hablar de sensaciones. Es decir, en lugar de decirle al paciente "vas a notar dolor" es más conveniente decirle al niño: "vas a notar una sensación de calor" o "como si te pellizcara", etc.

 EL JUEGO MEDICO   
 EL DIBUJO
 Como ya hemos apuntado, la gran imaginación que poseen los niños les lleva en muchos casos a imaginar la operación como un acto totalmente cruel. Animar a los niños a que dibujen cómo creen que será la operación es una forma sumamente útil para conocer cómo imagina el niño la operación y a partir de aquí modificar sus ideas erróneas. En muchos de los dibujos se pueden apreciar jeringuillas de tamaños exagerados, cicatrices que casi abarcan todo el cuerpo, y otras distorsiones parecidas.
 DISTRACCION
 Las personas no somos capaces de procesar, de forma consciente, dos informaciones al mismo tiempo. Esto es, no podemos prestar atención a dos estímulos diferentes paralelamente en el mismo instante. Partiendo de esta evidencia, si cuando sentimos dolor logramos que nuestra atención se dirija a otra información diferente al dolor, la experiencia consciente de dolor disminuirá o incluso desaparecerá. Por tanto, es conveniente entrenar a los niños a distraerse, es decir; a prestar atención a algo diferente al dolor.
 Existen varias técnicas basadas en la distracción:
    - Ejercicios de respiración. Se debe entrenar al niño a respirar profundamente; para ello y según la edad del niño se pueden utilizar diferentes metáforas (por ej: "imagínate que eres una rueda y te están hinchando, ahora la rueda se desincha haciendo un pitido"). Es muy útil hacerle respirar profundamente o soplar durante las inyecciones dado que de esta forma no está tan atento a las sensaciones que produce la inyección. Igualmente, se ha comprobado que puede resultar sumamente provechoso para  distraer al niño y conseguir que llore menos y se encuentre más tranquilo, animarle a que  hinche un globo antes y durante las inyecciones. Ponemos como ejemplo las inyecciones como procedimiento doloroso en el que se deben utilizar ejercicios de respiración ya que, sin duda, es uno de los acontecimientos más estresantes para el niño. Este acontecimiento, relativamente sencillo, simboliza para el niño su estancia en el hospital.
   - Centrar la atención en objetos de la habitación (por ejemplo, "mientras te pongo la inyección cuenta las baldosas que hay en aquella pared").
   - Libros con actividades (por ejemplo, "encuentra donde está el gato en este libro").
   - Cuentos. Otra forma de distracción consiste en contar cuentos mientras los niños son sometidos a procedimientos dolorosos de larga duración. Es conveniente describir detalles como: olores, colores, sabores y sensaciones en general, para que el niño logre "sumergirse" en la historia y olvidar el dolor.
    - Actividad verbal. También es útil para que el niño se distraiga, hacerle contar,  aumentando la dificultad según la edad (por ejemplo, de dos en dos, de tres en tres, al revés). Para lograr la distracción del niño también podemos animarle a que nos explique temas de su interés como su programa favorito.
   - Entrenamiento a los padres En el caso de los pacientes pediátricos, los padres poseen un papel primordial. La ansiedad de los niños es, la mayoría de las veces, el reflejo de la ansiedad que sienten sus padres. Por ello, una técnica de algunos programas de preparación para niños consiste en entrenar a sus padres en relajación u otras técnicas de control del estrés. Es muy importante que los padres sean conscientes de que la ansiedad de sus hijos depende en buena medida de su comportamiento. A los padres no solamente se les debe dar información sobre todos los puntos sobre los que pregunten, sino que también se les debe aconsejar sobre cómo les deben transmitir esta información a sus hijos.

A continuación vamos a enumerar algunos de los consejos que es conveniente dar a los padres:
          - No engañar a su hijo respecto a ningún punto para no perder su confianza. Hay padres que incluso mantienen en secreto la noticia de la hospitalización hasta el mismo momento del ingreso. No es necesario decir que, en este caso, a los niños les cuesta volver a creer en la palabra de sus padres.
       -  Dedicar un tiempo al hijo para que éste formule todas las preguntas sobre los aspectos que le preocupan. No dar más información que la que el niño solicita. Recordemos que, como en el caso de los adultos, existen niños evitadores a los que la información no les calma sino que les produce ansiedad. Por consiguiente, tampoco es conveniente abrumar a los niños con información que no desean.
      - Cuidado con el vocabulario y con excesivos detalles que producen confusión y ansiedad. Por ejemplo, si le indicamos al niño que le van a practicar "una extracción de sangre", él se puede llegar a imaginar, como ya ha sucedido en algunos casos, que le van a extraer toda la sangre del cuerpo.
    - Dejar expresar los sentimientos. Evitar frases como "los valientes no lloran".
    - Acompañarlo el mayor tiempo posible durante la hospitalización.
    - Suavizar los momentos de separación. Durante la hospitalización existen momentos en que los padres deben separarse de sus hijos, como cuando el niño debe dirigirse al quirófano. Muchos padres dan fuertes abrazos y besos a sus hijos como si no los fueran a ver nunca más, lo cual, evidentemente, debe evitarse. Esto es, se debe procurar no actuar de una forma demasiado especial. Una buena forma de actuar es decirle al niño que tenemos preparado un cuento, un juego o cualquier cosa que le gusta para cuando salga del quirófano, decirle esto implica suponer que el niño va a volver, lo cual, en algunos casos y según la edad, los niños no lo ven totalmente seguro.
    - Confeccionar la maleta adecuada. Es aconsejable llevar el muñeco preferido del niño o juegos que puedan distraerle.
    - Traer algún regalo que pueda distraerle es aconsejable, pero no es necesario traerle un regalo cada día ya que se convertiría en una situación demasiado especial.
    - Resaltar los aspectos positivos de la intervención. Los padres deben explicar a sus hijos las ventajas de ser operados y sobre todo vigilar que sus hijos no vivan la experiencia quirúrgica como un castigo, dado que es un sentimiento  muy común en los niños. En algunos casos, estas creencias pueden derivarse de algunas referencias anteriores al hospital (por ejemplo, "si no te portas bien, irás al hospital").
    - Aumentar la confianza en los médicos y personal sanitario en general. En muchos casos los niños pueden contemplar a los médicos más como técnicos que como personas. Intentar cambiar esta imagen. Igualmente intentar dar a los niños una imagen del hospital más familiar y menos técnica, por ejemplo procurando mostrar el mismo como una gran casa (con cocina, lavabos, camas, etc.).
    - Juegos, cuentos, dibujos sobre el hospital y la operación pueden ayudar al niño a expresar sus preocupaciones y a los padres a conocer las ideas de los niños y así tener la oportunidad de cambiarlas.

 También es conveniente explicar a los padres que después de la hospitalización, en muchos casos se presentan conductas problemáticas en el niño como: trastornos en el sueño o en la alimentación, comportamientos regresivos (por ej. el niño se vuelve a chupar el dedo), enuresis, ansiedad, depresión, etc. Es importante indicar a los padres que en el caso de que el niño presente alguno de estos trastornos, no se preocupen en exceso ya que en la mayoría de los casos son pasajeros, y sólo si perduran durante mucho tiempo requieren consultar a un especialista. Habitualmente, cuando los padres hablan con los médicos de la operación de su hijo se encuentran tensos y esta tensión provoca que no puedan asimilar toda la información que se les trasmite por simple que ésta sea.

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